xoves, 5 de setembro de 2019

¿Fraude en los contadores inteligentes?






Resulta sencillo manipular a la gente. Y de forma especial en los temas que tengan que ver con la ciencia o la tecnología. Es suficiente agitar el espectro del científico loco, o el de la conspiración de los poderosos para conseguir audiencia. Exagerar, desfigurar, convertir cualquier menudencia en amenaza grave, utilizar fuentes de aparente prestigio vulgarizando hasta la caricatura sus afirmaciones, utilizar la parte de la información que sustenta nuestra teoría escondiendo la que la contradice, son formas habituales de proceder de ciertos medios de información.
Lo malo es cando esta manipulación es utilizada por algunos para complacer a sus amos, porque, como decía un renombrado político, solo la verdad es revolucionaria. Malo si la utilización es por ignorancia, pero mucho peor si se utiliza a propósito, conociendo su falsedad, porque la mentira tiene las piernas cortas, y en poco tiempo se nos volverá en contra.

Un buen ejemplo de lo citado es el artículo publicado por la Plataforma ciudadana de investigación judicial del sector eléctrico, cuyo enlace incluimos a continuación:

En su titular encontramos la primera afirmación carente del rigor necesario:
 


Si continuamos la lectura podemos saber que las tres Universidades en cuestión son la Universidad de Twente, la Universidad de Ciencias Aplicadas de Amsterdam y la Universidad de Tecnología de Hamburgo, instituciones todas ellas que no suscitan sospechas.

-          “¡Hombre! ¡Pues si lo dicen esas tres universidades será cierto!”

¡Pues va a ser que no! Porque no son las universidades las que tal cosa afirman, sino el aparente resultado del trabajo de fin de carrera de un tal Anton Melentjev en el año 2015. De hecho no sabemos cuál es ese resultado porque no hay ningún enlace a este trabajo, lo que no es óbice para que el ferviente articulista afirme:

Hay contadores digitales que pueden dar lecturas falsas de hasta un 582% que [sic] el consumo real de energía
De que “haya contadores (entre los estudiados en 2015 en Holanda por Melentjev) que puedan verse afectados por interferencias electromagnéticas” a que los contadores instalados en España y homologados por el Ministerio de Industria en su ITC/3022/2007, de 10 de octubre, y cumpliendo la Directiva MID da UE, (https://www.boe.es/doue/2004/135/L00001-00080.pdf) estén en la misma situación, hay un abismo. Los contadores de enerxia eléctrica son, por razones evidentes, unos de los aparatos con más normativas encima. No digo que los fabricantes de contadores eléctricos no sean todos ellos una manada de delincuentes, que lo podrán ser o no, sino que los estados de la UE, están encima de ellos para que, por lo menos, el fraude les resulte menos fácil. (Retranca gallega en modo ON)

Si estudiamos con atención la ilustración que acompaña al artículo, y que suponemos que es la del laboratorio empleado por Melentjev para sus pruebas, las dudas se hacen más evidentes. Cuando queremos probar la corrección o incorrección de las indicaciones de un aparato de medida se procede a comparar lo medido por el aparato probado con los resultados de un instrumento “patrón” en un entorno controlado y de una forma concreta especificada en las normas que le son de aplicación. En la fotografía que se incluye en la página (si realmente es la del estudio citado) no existe tal instrumento “patrón”; los contadores son de un modelo que no corresponde con los contadores actuales; la prueba se hace con contadores monofásicos y trifásicos, pero la alimentación es monofásica. En resumen: el montaje es más propio de un laboratorio de una universidad adaptado para un trabajo de fin de carrera que de un auténtico laboratorio de calibración como el necesario para que una denuncia de fraude tenga la más mínima posibilidad de ser tenida en cuenta por los organismos de metrología y control.


También se comenta que:
En los experimentos, cinco de los nueve contadores inteligentes dieron lecturas que eran mucho más altas que la cantidad real de energía consumida. De hecho, en algunas configuraciones, estas eran hasta un 582% más altas.
La cosa es que nosotros contamos once, no nueve contadores, aún excluyendo los dos del sistema Ferraris que imaginamos que se utilizan para efectuar la comparación de valores. Tampoco se aclara cual era la “configuración” que provocaba que la medida fuera casi seis veces superior a la real, ni se apunta a la causa que el investigador atribuye a esta disparidad, difícil de entender en cualquier aparato de medida.

Más adelante leemos que los contadores que miden de más son aquellos cuya medida (no control) da intensidad se hace mediante una bobina Rogowsky, y los que miden de menos aquello que lo hacen mediante sensores de efecto Hall. ¡Muy buena noticia! Porque en los contadores actuales, los contadores para medida fiscal no tienen bobinas de intensidad Rogowsky ni sensores de efecto Hall, que si se usan en otras aplicaciones de medida, pero que, por supuesto, no son sospechosos de esas magnitudes de error en la medida si están fabricados bajo una norma de medida de cualquier origen o tipo.

Otro aspecto más que es preciso aclarar en cuanto de las informaciones non del todo exactas que el artículo en cuestión incluye, es que la Directiva Europea de Eficiencia Energética 2012/27/UE sí que está traspuesta a la legislación española, y que la norma IEC 61000-4-19 que cita no es de aplicación a los contadores de energía eléctrica sino a las Técnicas de ensayo y de medida utilizadas para comprobar esa compatibilidad, norma de la que existe la correspondiente Norma española, la UNE-EN 61000-4-16:2016. Compatibilidad electromagnética (CEM). Parte 4-16: Técnicas de ensayo y de medida. Ensayo de inmunidad a las perturbaciones conducidas en modo común en el rango de frecuencias de 0 Hz a 150 kHz.

De todas formas lo que sea sonará, porque se afirma en el artículo que la Plataforma ciudadana de investigación judicial del sector eléctrico en cuestión está por la labor de denunciar la instalación de esos contadores ante la Audiencia Nacional. O sea que cuando presenten la denuncia ya sabremos qué parte de las Directivas da UE relativas a la eficiencia energética de los edificios es la que no cumplen esos contadores que miden casi seis veces más energía que la realmente consumida.

Finalmente y ya mucho más en serio. En mi opinión lo verdaderamente lamentable de los contadores inteligentes es que los poderes públicos, que deben ser garantes da equidad en las relaciones entre los poderosos y la gente común, no den los pasos necesarios para que toda la información de consumos, potencias, máximos, etc., que estos contadores inteligentes pueden suministrar, no estén fácilmente accesibles al consumidor, para que este pueda tomar sus decisiones de consumo energético correctamente informado.