luns, 1 de xullo de 2019

(1) NUEVAS SOLUCIONES PARA VIEJOS PROBLEMAS: LOS DISPOSITIVOS DE DETECCIÓN DE FALTAS DE ARCO.



En los inicios del siglo XX, una nueva maravilla, fruto del progreso industrial, comenzó a introducirse en las viviendas de los más afortunados, sustituyendo a las viejas e inseguras luces de gas: las nuevas lámparas eléctricas  del Mago de Menlo Parck, Tomas Alva Edison.

Además de un mayor flujo luminoso y la substitución de un proceso altamente demandante de oxígeno, la combustión de un gas, por uno que no lo necesita, la incandescencia, estas nuevas fuentes de luz ofrecían una substancial mejora en la seguridad en las viviendas, puesto que las instalaciones de gas eran el origen de un alto porcentaje de los incendios en las viviendas que tenían estas instalaciones.


Edison y sus socios, entre los que se contaba el banquero Morgan, entendieron que todo ayudaba, pero que el motor de la gran apuesta por la introducción de la energía eléctrica en la vivienda era precisamente esta mejora de la seguridad; nadie estaba dispuesto a que un incendio acabara con una parte importante de los bienes e incluso los recuerdos, acumulados a lo largo de los años. De esta forma la gran apuesta de la energía eléctrica frente al resto de alternativas fue, desde sus inicios, la mejora de la seguridad de las instalaciones eléctricas de forma que en ningún caso pudieran ser origen de un incendio, ni vector da su propagación.

Viendo las cosas con una cierta perspectiva histórica es cierto que la alternativa eléctrica mejoró mucho la seguridad de las personas y de los bienes, pero en la situación actual, en la que la electricidad es, en la práctica, la única energía distribuida en los hogares, el porcentaje de incendios que la tienen en su origen no puede llevarnos a pensar que no se puede ir más allá en la mejora del control de las faltas en las instalaciones eléctricas.

Y, preguntareis, ¿cuál es esta situación? Pues las estadísticas más actuales de las que disponemos indican que la electricidad está en el origen del 20% de los incendios con víctimas mortales en edificios, y del 16% en el caso das viviendas. Es mucho, pero seguro que bastante menos de lo que pensabais antes de ver los datos.

Es evidente que para mejorar ese porcentaje debemos estudiar el mecanismo o mecanismos, por los que una instalación eléctrica origina un incendio. Métodos como fumar mucho más, convertirnos en pirómanos o cualquier otro que haga crecer los porcentajes de los otros orígenes, están enérgicamente desaconsejados.

Ahora un poco más en serio. Si hacemos caso de los periodistas e incluso de algunos, demasiados, profesionales implicados en la construcción, el origen de la mayoría de los incendios en los hogares son los cortocircuitos. Así, sin más.

Recordemos que un cortocircuito es una disminución brusca e irreversible de la impedancia de un circuito. O dicho de forma más coloquial, que la corriente en lugar de circular por el camino previsto que incluye al consumidor toma un camino más corto. Como el sistema eléctrico es un sistema gobernado por la demanda, la corriente que circula por ese circuito corto es bruscamente mucho mayor, ¡tan grande como la que pueda suministrar la fuente a ese punto! Y eso es mucho; en ocasiones hasta mil veces más!

Cuando se analiza un poco más la teoría do cortocircuito como origen del incendio comienza a mostrar sus debilidades.

-          Vale. El origen fue un cortocircuito, pero, cómo se originó ese cortocircuito?

E incluso más. Si repasamos el Triángulo del fuego, y otorgamos nombres propios a cada uno de los lados, el comburente sería el oxígeno y la energía de iniciación de la reacción el cortocircuito; pero, ¿quién sería el combustible? ¿Los aislamientos de los cables y los materiales de la canalización eléctrica? ¿Y cual sería el mecanismo por el que un fenómeno violento, eso sí, pero necesariamente muy breve, del orden de los milisegundos por la actuación de las protecciones, consigue transformar una cantidad suficiente de material de estado sólido a estado gas? No debemos olvidar que el combustible tiene que estar en estado gaseoso para poderse combinar con el comburente y que, lo que llamamos Triángulo do fuego es en realidad un tetraedro en el que la cuarta cara expresa la posibilidad de que la reacción de oxidación se pueda mantener en el tiempo.

A estas alturas de la lectura, comenzamos a pensar que hay algunas posibilidades de que sea cierto aquello de que la teoría del cortocircuito no lo explica todo, pero para llegar al conocimiento de los mecanismos por los cuales una instalación eléctrica puede originar un incendio y, sobre todo, de las formas de impedirlo, necesitamos un poco más de espacio. Por ello, se os parece adecuado, lo dejaremos por hoy y como si esto fuera una novela de misterio ponemos aquí el ...

(Continuará).

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